La montaña Huayna Picchu o Wayna Pikchu en quechua, forma parte de las estribaciones orientales del macizo de Salkantay, en Cusco, Perú.
Es parte de una gran formación orográfica conocida como Batolito de Vilcabamba, en la Cordillera Central de los Andes peruanos y es conocida principalmente por ser el telón de fondo de la mayoría de las fotografías panorámicas de los restos arqueológicos incas de Machu Picchu, sin embargo, ella misma alberga también importantes restos arqueológicos relacionados con el famoso complejo inca.
A fin de evitar confusiones ha de tenerse en cuenta que Machu Picchu en quechua significa montaña antigua, mientras que Huayna Picchu significa montaña joven por lo que se trata de una analogía entre el hombre viejo y el joven.
Así pues, el Huayna Picchu es la montaña de menor tamaño y la montaña de mayor tamaño es el Machu Picchu que da el nombre al valle y a la ciudadela.
Un camino que parte del extremo norte de Machu Picchu atraviesa la estrecha lengua de tierra que conecta las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu, luego el camino se bifurca, el ramal derecho asciende a la cima, es un camino muy empinado, estrecho, que incluye varios tramos con escalinatas talladas en la roca viva al borde mismo en la pared vertical de roca.
Al final, y coronando el Huayna Picchu, hay algunas construcciones menores, incluyendo una portada y una piedra labrada grande a modo de trono que se conoce como “Silla del inca”, pero lo más interesante aquí es la vista que se tiene de los restos arqueológicos de Machu Picchu y del río Urubamba al fondo del Cañón, cuyas aguas turbulentas se oyen tronar aún en un sitio tan elevado.
Uno de los caminos, va hacia la parte posterior de la montaña y lleva hasta a uno de los más notables complejos de construcciones subterráneas de la región, comprendiendo varias cuevas, algunas de las cuales han sido forradas con bloques de fina cantería que han sido tallados para encajar con precisión con los contornos irregulares de los grandes afloramientos rocosos que les sirven de techo.
Los muros, de carácter claramente ornamental, incluyen falsas portadas y nichos trapezoides de doble y triple jamba, si bien su función específica se desconoce, está claro que se trata de un conjunto de construcciones de élite por el esfuerzo que demandó hacerlas, se cree que pudo tener usos funerarios y que todas las tumbas fueron saqueadas en algún momento de la historia de la región.
Llegar hasta allí toma aproximadamente una hora y media caminando desde la ciudad y desde aquí parte otro camino cuesta abajo hacia el río Urubamba.